El aumento de las horas de sol inherentes al verano puede llegar a producir daños en los más pequeños, sobre todo si se llevan demasiadas horas realizando actividades al aire libre. La exposición excesiva de la delicada piel de los niños tiende a producir quemaduras, arrugas prematuras, manchas oscuras, pérdida de la elasticidad, aumento del riesgo de contraer cáncer de piel, alergias solares, desarrollar cataratas, sufrir un golpe de calor, afectar negativamente al sistema inmunológico…
Para reducir la posibilidad o evitar por completo este tipo de males, hay que hacer uso de los protectores solares infantiles recomendados por los especialistas de la salud. Los efectos nocivos que provocan los rayos UV se pueden reducir, principalmente, con la aplicación de forma generosa de algún protector de amplio espectro, pero también existen otras fórmulas que pueden combinarse con la aplicación de protectores para aumentar la protección en los niños.
Un producto protector
Aunque ya se ha mencionado, merece incidir en este tipo de protección por ser habitual, sin embargo, también por presentar algunas dudas. Es importante saber, por ejemplo, el factor de protección (SPF) que ejerzan para que sean eficaces. Como base, para los niños deberá ser como mínimo de 30, capaz de bloquear al 97% de los rayos UVB. Además, deberá ser de amplio espectro, es decir, que defienda la piel de los rayos UVB y UVA.
Otros elementos que habrá que considerar serán su resistencia al agua, que su formulación esté compuesta con ingredientes seguros, que el niño no sea alérgico o especialmente sensible a este tipo de productos, la forma para ser aplicado, la fecha de caducidad…
La ropa adecuada
Las prendas elegidas para los más pequeños deberán ser ligeras, aunque habrá que asegurarse que cubran la mayor parte del cuerpo. Deberá facilitar la transpiración, y también que actúe como bloqueador de los rayos UV, existen tejidos con protección solar incorporada. Una gorra y unas gafas de sol con protección UV también son recomendables.
Elegir los espacios y los horarios
No solo para evitar la incidencia de los rayos solares, sino también para no sufrir las olas de calor que se prevén en verano, es aconsejable realizar las actividades al aire libre en lugares que estén a la sombra, buscando y utilizando pérgolas, sombrillas, toldos, árboles… Siempre alejarse de superficies reflectantes que multiplican los efectos de los rayos solares. Si es posible, planificar estas actividades durante las primeras horas de la mañana o las últimas de la tarde, evitando siempre las del medio día con el sol en su cenit.
La hidratación
El niño deberá tener siempre a mano agua fresca con la que mantenerse bien hidratado. Ya sea para beber o refrescarse, es importante que el agua nunca falte, obligando, si fuera preciso, a tomarla cada cierto tiempo.
La educación
Por último, hay que dar el valor que merece a una buena educación personal. Los niños deben interiorizar la importancia de mantenerse a salvo de un exceso de radiación solar, permitiendo el acceso a información como la que se presenta en este artículo. Los padres o tutores deberán confirmar que lo han entendido y van a actuar en consecuencia. Por otra parte, el ejemplo es uno de los recursos formativos más importantes, por lo que, si los adultos toman en consideración la importancia y llevan a cabo las acciones necesarias de protección, los niños, de forma natural, también lo harán.
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