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Hayedos cercanos a Madrid: imprescindible visita en otoño

Cerca de Madrid existen tres hayedos, preciosos de visitar en otoño por sus colores ocres y amarillos y sus suelos cubiertos de hojas. Se trata del Hayedo de Montejo de la Sierra, de Tejera Negra y de Predrosa. Los dos primeros requieren reservar la entrada con antelación. Por eso os contamos cómo hacerlo y que no os perdáis esta excursión imprescindible en dicha época del año. 

El Hayedo de Montejo está declarado Sitio de Interés Nacional, Reserva de la Biosfera y Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y posee un alto grado de protección. Esto implica que las visitas estén controladas y restringidas. Se debe reservar plaza on line, los días 1 y 16 de cada mes, para la quincena siguiente, a través del siguiente enlace VISITAS HAYEDO DE MONTEJO La inscripción se podrá realizar a partir de las 9.30 y los niños ocupan plaza. Además, no está permitido el acceso con mascotas.

Sendero del Hayedo de Montejo

El acceso es totalmente gratuito y guiado, sin que se permita salirse de los senderos fijados para no perjudicar las hayas más jóvenes. Esto constriñe un poco la excursión pero tiene la ventaja de conocer todos los secretos de este espacio natural de 250 hectáreas, con 399 especies de flora y 194 de vertebrados. Existen tres tipos de rutas que se pueden realizar: la del mirador, la ladera y la senda del río. Esta última es la más popular y más fácil con niños, con una duración aproximada de 90 minutos.

En ella, se sigue el cauce del río y se puede disfrutar de paisajes preciosos, siempre entre la arboleda frondosa que te introduce en un bosque de hadas y cuentos. Echarle imaginación y que los niños jueguen a encontrar seres mágicos, recoger hojas de distintos colores y descubrir insectos. Esto evitará que las paradas que el guía hace para explicar el Hayedo sean aburridas.

Niños jugando durante la visita

Dentro del Hayedo está prohibido comer, pero al salir, justo enfrente y cruzando la carretera, existe una pequeña zona recreativa con mesas. Está cerca del río y el paisaje es muy similar al de lo interior de la reserva natural, por lo que podéis aprovechar a tomar un tentempié. Eso sí, tener en cuenta que es una zona fría y húmeda porque los árboles no dejan pasar los rayos de Sol. Por eso hay que ir abrigados y preparados. Además es una zona de montaña, con diferencia de temperatura respecto a la ciudad. Para llegar hay que tomar la M-137 hasta Montejo de la Sierra y desde allí la M-139 hacia El Cardoso. El Hayedo es la separación natural de Madrid con Castilla La Mancha. Se tarda aproximadamente una hora y cuatro, pero merece la pena.

Hayedo de Tejera Negra, en Guadalajara

El Hayedo de Tejera Negra se encuentra en Guadalajara, a unos 180 kilómetros de la capital, aunque las carreteras para acceder al mismo no son fáciles. Su acceso está restringido a vehículos a motor, pero os recomendamos hacerlo en coche porque desde el punto de control a la zona de hayas hay 8 kilómetros de pista forestal. El permiso para introducir el vehículo se hace a través del siguiente enlace RESERVAS HAYEDO DE TEJERA NEGRA El coste por auto, independientemente del número de personas de su interior, es:

  • Motos: 2,43 €
  • Turismos: 4,86 €
  • Auto caravanas: 8,50 €
  • Microbus: 12,15 €

En la carbonera, uno de los puntos claves del hayedo

Este Hayedo está declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco como extensión de los Hayedos primarios de los Cárpatos y otras regiones de Europa. Desde el exterior, sorprende mucho que pueda existir ese bosque, pues está bastante oculto. La ruta más sencilla, “la senda de carretas” de 6 kilómetros. Se inicia en una pradera abierta por la que transcurre el río Lillas y pasta el ganado de los pueblos de alrededor. Después de una suave ascensión, se empiezan a divisar las hayas dispersas.

Al final de este primer tramo encontraremos “la Carbonera”, una estructura tradicional formada por pilas de leña cubiertas de hojarasca y tierra, reproducción de las antiguas carboneras utilizadas para obtener carbón, tras una combustión de unos diez días.Desde aquí, y según lo cansado que estéis podéis volver al parking o bien continuar subiendo hasta la Pradera de Matarredonda. Es el tramo más duro, pero la panorámica es muy bonita. Siguiendo la ruta, habrá una bifurcación de caminos, tomando la que baja a la izquierda hacia el aparcamiento. No confundir con la que indica Collado del Hornillo.

Ejemplares del hayedo

El hayedo es precioso en otoño, pero es desaconsejable en invierno, pues la ruta con nieve es bastante difícil. Para llegar desde Madrid, hay que acudir al pueblo de Cantalojas por la A-1 hasta el kilómetro 103, tomar desvío N-110-Riaza y desvío CL-114-Ayllón. Desde Guadalajara por la CM-101 dirección Fontanar-Fuencemillán, CM-1001 Humanes-Cogolludo, CM-1006 Veguillas-Galve de Sorbe, GU-213 Cantalojas.

El Hayedo de Pedrosa: el único al que se accede libremente

El Hayedo de Pedrosa se encuentra en Segovia, en el municipio de Riofrío de Riaza, y de los tres es el único que permite el acceso libre. Nosotros dejamos el coche en el puerto de Quesera y desde allí, descendimos hasta el Hayedo. Hay muy poca zona de parking, por lo que los fines de semana se suele llenar temprano. En el descenso por el conocido como Collado de los Lobos, es muy típico pararse en la peña de la Silla. Se trata de un gran agujero en una roca que hace de mirador, desde donde divisar el valle y el embalse de Riofrío.

Peña de la Silla

Desde allí se debe seguir el camino indicado e introducirnos en el hayedo. El camino es estrecho y lleno de piedrecitas hasta llegar y, tener en cuenta, que todo lo que descendáis hay que subir luego. Además, no es apto para carritos, por lo que hay que prever el aguante de los más pequeños.

Aún así, en cuanto os adentréis en la frondosidad de las hayas, los más pequeños disfrutarán mucho, entre los árboles con formas raras y los puentes de madera existentes. Cerca se encuentra el pueblo de Riaza, donde podéis descansar y degustar una estupenda gastronomía.

Uno de los puentes del camino

En cualquiera de los colores del otoño cobran su máxima plenitud y podréis disfutar al máximo de la naturaleza.

 

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